Quiero que mi hijo sea responsable

Bienvenida/o a la tranquilidad… Bueno, relativa. Educar y criar a un hijo/a nunca es un camino fácil y sin sobresaltos, pero entre los 6 y los 12 años nos encontramos en una etapa en la que habremos dejado atrás las rabietas y los enfrentamientos y podremos disfrutar de un momento de gran avance en aprendizajes, comunicación con tu hijo/a y mejora del vínculo.

En cuanto al desarrollo, evolución y cambios de vuestro/a hijo/a en esta etapa (tanto físicos como psicológicos), podéis encontrar numerosos artículos en la red que puedan resolver vuestras dudas, además de contar con el pediatra y los profesores del centro educativo que, sin duda, son los que mejor os pueden orientar (aunque si teneis cualquier pregunta estaré encantada de ayudaros).

Es por esto, que voy a centrarme en un aspecto que considero muy importante trabajar en este momento y que será fundamental en el desarrollo sano y feliz de nuestros hijos/as: La responsabilidad.

¿QUÉ ES LA RESPONSABILIDAD?

Es la capacidad de tomar decisiones y asumir las consecuencias, libremente.

Bien, pues da la casualidad de que estamos en el momento perfecto para trabajar esta capacidad. A partir de los 6 años comienzan a ver el mundo de otra manera y a experimentar curiosidad, es decir, su vida ya no es sólo sus padres y familiares. Empiezan a mostrar sus gustos y preferencias, a querer ser más independientes, sus amigos adquieren una mayor relevancia y empiezan a ponerse a prueba a sí mismos. Y aquí es donde comenzarán a tomar decisiones y a experimentar las consecuencias de las mismas.

¿ES IMPORTANTE QUE MI HIJO SEA RESPONSABLE?

Definitivamente sí.

La responsabilidad hará de nuestros hijos/as personas independientes, seguras de sí mismas, con mejor autoestima y con la capacidad de elegir lo que es más conveniente, a pesar de no ser lo que más les guste o apetezca. Nosotros ya hemos experimentado lo que es tener que hacer cosas que no nos gustan, mantenernos en trabajos que no nos motivan o, simplemente, responder ante una serie de obligaciones diarias, cuando lo que nos apetece es un buen café, una manta y una serie, ¿verdad?.

Además esta etapa será fundamental para sentar las bases previas a la pubertad y la adolescencia, por lo que estaríamos llevando a cabo una “educación preventiva” que hará la siguiente etapa algo más llevadera. Intentar inculcar hábitos en un adolescente es una tarea titánica, si tenemos en cuenta que estaremos en una etapa marcada por las discusiones. Pero eso ya lo veremos más adelante.

Cuando mi hija entró en esta etapa me parecía muy pequeña para que empezase a hacer cosas sola, pero la realidad es que, cuanto mayor se hacía, más iba exigiendo su espacio y mostraba interés por ser independiente. Así que tuve que evaluar en qué aspectos me estaba equivocando e iniciar caminos nuevos (no es sencillo hacer autocrítica pero es absolutamente necesario).

Quiero dejar claro que cuando hablo de “responsabilidad” no me refiero a que, de repente, tengamos en casa un niño dócil y obediente, que haga todo lo que decimos sin protestar. Sería muy cómodo, pero también nos indicaría que algo no marcha bien. Nos enfrentamos a una tarea que requiere de dedicación, tiempo y compromiso, sin olvidar el ejemplo que debemos ser los padres para ellos.

¿CÓMO TRABAJAMOS LA RESPONSABILIDAD?

Son muchas las claves que podemos utilizar para ir trabajando la responsabilidad de manera progresiva. Personalmente, las que he utilizado (y utilizo), porque se ajustan a mi manera de vivir la maternidad y la educación de mi hija, son las siguientes:

Inducirle a decidir: que elija su ropa; si hay que pintar y cambiar los muebles de su habitación, que participe eligiendo colores, colocación de los muebles, etc.; a qué hora prefiere ducharse o hacer los deberes.

Cuando una tarea le sale mal, dejar que siga practicando. Es un error hacer las cosas por ella cuando no le salen bien. Si hay algo de lo que sacamos un verdadero aprendizaje, es de los errores.

Elogiar las cosas que hace bien. A todos nos gusta que nos reconozcan nuestro esfuerzo, sobre todo si hemos tenido éxito. Es una buena manera de trabajar su autoestima y fomentaremos la confianza en sí misma.

Expresarle que tenemos confianza en ella. Me parece fundamental que sepa que confiamos en que puede hacer las cosas bien o al menos hacerlo de la mejor manera que sabe. Así inculcamos también el valor del esfuerzo.

Respetar aquellas decisiones que, aunque no serían las nuestras, le van a permitir ir construyendo sus personalidad, prueba-error… (hablamos por supuesto de situaciones normales, no aquellas que les son imposibles de gestionar por su edad).

Que sus actos tengan consecuencias. Por mucho que nos cueste, es necesario. Cuando salgan al “mundo de verdad” donde no estamos sus padres para decirles lo maravillosos que son, verán que sus decisiones tendrán consecuencias y que deberán aprender a gestionarlas (tanto si es un éxito como si es un fracaso). Esto nos ayuda a trabajar la frustración.

Dar cariño y apoyo cuando las decisiones que ha tomado no han salido como esperaba. Porque el mundo no se acaba, simplemente, deberemos ponernos manos a la obra y aprender del error.

No olvidar nunca que somos su ejemplo. Revisar qué conductas estamos teniendo y trabajarlas si es necesario, para que vean en nosotros una coherencia entre lo que le enseñamos y lo que hacemos.

Asignarle tareas e ir añadiendo nuevas progresivamente, también en dificultad.

Ponerle normas claras y sencillas, que previamente hemos consensuado sus padres, de forma que haya coherencia y estabilidad.

No podemos olvidar que cada niño es diferente y tiene sus propios ritmos y necesidades. Estas claves sirven a modo de orientación y requieren constancia, esfuerzo y mucha dedicación. De esta manera, estaremos sentando las bases para etapas posteriores y trabajando algo que será fundamental en la pubertad y adolescencia: la autoestima.

TIPOS DE TAREAS QUE PODEMOS ENCOMENDARLES

Lo primero a tener en cuenta es que debemos asignarle tareas que sabemos que pueden cumplir e ir aumentando la dificultad de las mismas progresivamente. Le motivará y le dará seguridad en sí mismo.

Como padres, podemos ayudarles a pensar en los pros y los contras para que practiquen en la toma de decisiones y que tomen conciencia de las consecuencias de las mismas. No hay que tener miedo a que se equivoquen… ¡¡¡es buenísimo!!!, ¿recuerdas una lección que hayas aprendido mejor que a través de la experiencia?. Esto le servirá a la hora de tomar nuevas decisiones.

¿Qué te parecen?, ¿crees que podrías asignarle a tu hijo/a alguna de estas tareas?. En caso afirmativo, debo advertirte de algo. Existe un virus, muy extendido que es el “Se me ha olvidado”. Sí, tu te has propuesto trabajar la responsabilidad, has hecho una lista de tareas que te parece que tu hijo/a podrá cumplir y cuando comenzamos a trabajar estas rutinas… “Es que se me ha olvidado”. O sea, que las cosas han quedado sin hacer. Ha olvidado llevar el cuaderno de matemáticas al cole, no ha pasado el trapo del polvo en su cuarto, ha dejado sus juguetes arrinconados en la pared del cuarto o se le ha pasado la hora de la ducha que acordasteis.

Que no cunda el pánico. Esto va a pasar muchas veces antes de que se convierta en rutina y, tendrás que pensar en las consecuencias de que no haya cumplido con lo pactado. ¡¡¡Es importante que no lo dejes pasar!!!.

Te voy a dar algunas recomendaciones, pero recuerda siempre que cada familia es diferente, nadie conoce a tu hijo/a mejor que tú y puedes aplicar tus propias fórmulas:

  • Escribe las tareas que deba cumplir y déjalas en un lugar bien visible (por ejemplo, la nevera).
  • Asegúrate de que te ha escuchado y te ha entendido bien cuando le has mandado hacer algo.
  • Establece rutinas y costumbres, para que sea más fácil de recordar.

En educación no hay recetas cada hijo es diferente.
Teresa Artola.

¿Te ha gustado el artículo?, ¿te ha resultado de utilidad?. Seguro que con tiempo y dedicación tú también conseguirás que tu hijo/a sea responsable. ¡¡¡Espero tus comentarios!!!.

6 pensamientos en “Quiero que mi hijo sea responsable

  • 22 de noviembre de 2019 a las 4:40 PM
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    Gracias Esperanza por este artículo, mi hija aún es pequeñita pero me viene muy bien para ir grabándome en el chip todas estas pautas. No sólo la información me parece muy interesante, has cuidado mucho la maquetación y la imagen. ¡Buen trabajo!

    Responder
  • 27 de noviembre de 2019 a las 5:15 PM
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    Si el anterior post era bueno, en este te has superado. ?? Maravilloso y súper útil para cualquier padre, tutor o educador. ¡Enhorabuena! ??

    Responder
    • 27 de noviembre de 2019 a las 5:49 PM
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      Muchísimas gracias, David!!! Valoro mucho tu opinión y me anima a seguirme esforzando

      Responder
  • 28 de noviembre de 2019 a las 5:15 PM
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    ¡ Genial el artículo! Los que tenemos hijos adolescentes, sabemos lo dura que es esta etapa, muy buenos consejos ?

    Responder

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